al tercer día de jarana, la resaca lo tiró de la cama,
con toda la cuerda dada
y sin una gota de sangre en las venas, tropezó
rodando por las escaleras,
más no es por casualidad el que quisiera provocar al personal
pasando otros cuarenta días en el bar..
haciendo un simpa , dejando una difícil losa de olvidar,
como el gato del hortelano , que ni se lame solo el capullo,
ni se lo deja lamer, por propios o estraños.
lunes, 29 de marzo de 2010
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